¿Cuál es la meta del creyente en Cristo?

La vida del cristiano es un maratón no una carrera de corta distancia. Este maratón abarca toda nuestra vida terrenal.

Desde el momento de nuestra salvación, la voluntad de Dios para nuestras vidas es nuestra santificación. La santificación es el proceso de crecimiento y madurez espiritual.

El fin, la meta, o el propósito de la santificación es alcanzar la perfección; ser conformados a la semejanza de Cristo Jesús nuestro Salvador.

No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:12-14).

En este texto bíblico el apóstol Pablo usa la ilustración de un atleta para describir nuestro caminar cristiano. El atleta procura con esfuerzo, dedicación, y disciplina para obtener el premio.

De la misma manera el creyente debe tener una entrega total y seguir adelante hacia su meta suprema en Cristo a través del Espíritu Santo.

Reflexión

• Al terminar cada día, y examinamos lo que hacemos, ¿estamos satisfechos con los resultados?
• Empecemos hoy a correr el maratón y avanzar hacia la meta.
• Nuestra meta es terminar y ser fiel.
• Si Cristo viene hoy, ¿estaremos contentos y alegres porque hemos corrido el maratón con diligencia y hemos peleo la buena batalla de la fe?

Avanzar hacia la meta de la perfección es nuestro deber y llamado en Cristo. La venida del Señor se aproxima, por eso necesitamos cambiar nuestro estilo de vida y enfocarnos en lo que vale la pena—lo eterno y lo celestial.

Con la ayuda sobrenatural del Espíritu Santo, procuremos de alcanzar la meta y el premio—la corona de justicia.

¿Cómo esta su vida espiritual? ¿Esta usted avanzando hacia la meta?

What is happening to this world? We see how more and more people are desperately crying out for help. People are lacking the necessary resources to live and survive in life.

With the rise of natural disasters, comes also the need of shelter, food, and money. From famines to plagues, diseases to viruses, shortages to cutbacks, people are slowly losing everything they worked long and hard to gain and possess.

As Christians we have to ask ourselves, how can we help? How can we be a blessing for other people and so share the love of God to this fallen and hopeless world.

There is a variety of ways we can make a difference today’s society and in people’s lives. Here are some suggestions: spend quality time with others, share goods and possessions, pray and minister, donate unused stuff, give money to charities, volunteering, etc.

The perfect example of hospitality and compassion is Jesus Christ. He preached the Gospel and took care of the sick, brokenhearted, widowed, and orphans. He healed the sick, blind, and raised people from the grave. He brought forgiveness of sins, and a physical manifestation of his mercy and grace.

In Luke 4:18-19, Jesus states:

The Spirit of the Lord is upon me, because he has anointed me to proclaim good news to the poor. He has sent me to proclaim liberty to the captives and recovering of sight to the blind, to set at liberty those who are oppressed, to proclaim the year of the Lord’s favor (quoting Isaiah 61:1-2a).

Thus Jesus Christ fulfilled all that Isaiah prophesied centuries before. Jesus brought both spiritual and physical redemption and healing. As we can see, there must be a balance of good news carried out with good deeds. One or the other is not the full gospel, but a combination of both is essential in order to expand the kingdom of heaven.

God’s glory is displayed when the good news of His salvation is proclaimed and the good works of His people are carried out. Both are essential to God’s kingdom (Tom Ascol).

A biblical view of the gospel is the Good News of salvation through the redemptive work of Jesus, and the Good Deeds that demonstrate that reality. Each go hand to hand to display and establish the kingdom of God and ushered in the age to come.

Recibí un mensaje muy reconocido. Lo leí y fui impulsado a responder. Después de escribir por varios minutos, me di cuenta que el resultado fue un poco mas largo de lo que pensaba. Por lo cual decidí ponerlo aquí para que otros lo leyeran y fueran edificados.

El mensaje es el siguiente:

Disculpa ke te moleste, pero es muy urgente! Tengo un amigo que llegó de muy lejos y necesita un lugar donde quedarse. Siendo asi, le sugeri tu casa. Te pido que lo recibas y lo ames. Su nombre es Jesucristo. Ahora di en voz baja: Puedes entrar, Señor, yo te necesito, limpia mi corazón con tu sangre y bendice a mi familia. Envía esto a tus contactos y recibiras un milagro mañana. Si crees een Dios envia este mensaje a 20 personas. Si lo rechazas, recuerda que Jesus dijo: Si me niegas entre los hombres, te negaré ante mi Padre. Dentro de 4 minutos te darán una buena noticia.

Mi respuesta y comentario fue el siguiente:

Gracias por el mensaje. Con humildad y todo respeto hay varias cosas que quiero aclarar.

1. Primeramente, este mensaje no es bíblico.
2. No podemos usar versículos de la Biblia para apoyar nuestra opinión.
3. No podemos manipular a Dios para recibir milagros.
4. Una verdadera entrega a Jesus resultara en un cambio de vida, perdón de pecados, y vida eterna. No necesariamente en un milagro (lea punto 3).
5. El rechazo de Dios resultara en completa separación de el por el resto de la eternidad. Pero si decido de rechazar de mandar este mensaje por Facebook, el no me va a negar simplemente por eso (lea punto 2).
6. “Por tanto, todo el que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Pero cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 10:32-33). Este texto se refiere a situaciones difíciles cuando el ser humano tiene que confesar y testificar de su fe en Jesus a pesar de su circunstancia donde puede ser humillado, rechazado, y avergonzado.
7. Últimamente, la mejor noticia es que Jesus a muerto en la cruz por nosotros y llevo el peso de nuestros pecados.
8. “Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (Efesios 2:4-5).

El mejor milagro es la salvación. Dios en su infinita gracia y misericordia ofrece salvación gratuitamente a quienes acepten a Jesus por medio de la fe. Mi deseo y anhelo es que conozcas a Dios atreves de una relación personal. No importa el pasado o lo que hemos hecho. “Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). Si quieres entregar tu vida a Dios, repite esta siguiente oración:

Señor Jesus, reconozco que he pecado contra ti. Perdona mis pecados. Hoy te entrego mi vida a ti. Cambiame y transformame. Llenamente con tu Espíritu Santo y ayudame a vivir para ti. Gracias por morir en la cruz y darme la vida eterna. En el nombre de Jesus, Amen!

Si has hecho esa oración, te felicito porque has tomado la mejor decisión de tu vida-seguir a Jesus. Ten la libertad de contar conmigo por cualquier cosa en que te pueda ayudar. Consejería, oración, etc estoy para servirte. Que Dios te bendiga grandemente!

“Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo” (Romanos 15:13).

Y El le dijo: Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazon, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: Amaras a tu projimo como a ti mismo (Mateo 22:37-39).

Este es uno de mis pasajes favoritos de la Biblia. ¿Sabes por que? Porque me exhorta y me demanda a amar primeramente a Dios y después a mi prójimo. Si amamos a Dios, vamos a obedecer su palabra. Si en verdad amamos a Dios, vamos a amar al prójimo. Amar al prójimo será el resultado de nuestro amor por el.

El amor es el vehículo para establecer orden y paz. El amor pone todo en armonía. Debido a nuestra naturaleza humana y pecaminosa, amar no es algo que automáticamente podemos hacer. Pablo nos dice, “Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto” (Colosenses 3:14). Hay que vestirnos de amor y ponerlo por obra en nuestra vida diaria.

De la misma manera que nos ponemos una camisa, o cualquier pieza de ropa, el amor es una decisión. Cada día tenemos la oportunidad de tomar la decisión de amar o no amar. El amor es lo que hará el cambio y la diferencia en nuestra sociedad.

El apóstol Pablo nos enseña cuales son las características de el amor cristiano:

El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabara (1 Corintios 13:4-8).

¿Cuales de las características mencionadas del amor en este texto bíblico practicamos tu y yo en el día de hoy? Desafortunadamente pocas, sino ninguna.

El amor no es fácil. No es fácil porque hay que amar aunque no nos guste, y aunque no queramos. Dios requiere y demanda un amor sincero y genuino. Un amor que no es engañoso, egoísta, y condicional. Pero si queremos hacer su voluntad, le pediremos a Dios su ayuda para amar.

Dios, por medio del Espíritu Santo, nos dará el anhelo, deseo, y habilidad de amar. Sin importar quien sea, donde sea, y cuando sea. Porque el amar es de por vida. El amor es un proceso. Mientras vamos creciendo y madurando en el camino del Señor, aprenderemos a amar a los demás mas y mas.

El amor que vale es el de Dios. En el encontramos el verdadero amor. Un amor perfecto, divino e incondicional. Solamente por medio de el, y al experimentar su amor, podemos amar a muestro prójimo como a nosotros mismos, y así también testificar de ese amor al mundo.

En Cristo,
Jonnathan Menendez